El resultado de la presente investigación es que la rama libia de Al-Qaeda es una prolongación del Grupo Islámico Combatiente en Libia en Derna y Benghazi. La base étnica del GICL es, aparentemente, la tribu Harabi [profundamente] antikadhafista, de la que procede la gran mayoría de los miembros del Consejo de los rebeldes, incluyendo a sus dos principales líderes Abdul Fatah Yunis y Mustafa Abdul Jalil. Estos elementos demuestran que, en la práctica, el Grupo Islámico Combatiente en Libia, la élite de la tribu Harabi y el Consejo de los rebeldes respaldado por Obama están muy estrechamente vinculados. Como me decía hace algunos años el ex ministro de Relaciones Exteriores de la República de Guyana y presidente de la Asamblea General de la ONU, Fred Willis –quien fue un verdadero combatiente contra el imperialismo y el neocolonialismo–, tras las formaciones políticas en los países en vías de desarrollo (y no sólo en esos países) se esconden a menudo rivalidades étnicas o religiosas. Eso es lo que sucede en Libia. La rebelión contra Kadhafi es una mezcla envenenada de odio fanático contra Kadhafi, de islamismo, de tribalismo y de rivalidades locales. Desde este punto de vista, la decisión de Obama de tomar partido en una guerra tribal es una idiotez.
Cuando Hillary Clinton viajó a París para que el presidente francés Nicolas Sarkozy le presentara a los rebeldes libios, la secretaria del Departamento de Estado se reunió con el líder de la oposición libia Mahmud Jibril, un personaje que recibió una educación estadounidense y cuyo nombre ya era conocido para los lectores de Wikileaks como uno de los [interlocutores] preferidos de Estados Unidos [16].
Jibril puede ser considerado un personaje presentable en París, pero los verdaderos cabecillas de la insurrección libia son en realidad Jalil y Yunis, dos ex ministros de Kadhafi. De estos dos personajes, el verdadero jefe parece ser Jalil, al menos por el momento: «Mustafa Abdul Jalil o Abdul-Jalil (en árabe: مصطفى عبد الجليل, que también puede escribirse Abdul-Jelil, Abd-al-Jalil, Abdel-Jalil o Abdeljalil, y también a veces, erróneamente, Abud Al Jeleil) es un político libio nacido en 1952. Fue ministro de Justicia (y, de forma no oficial, secretario del Comité General del Pueblo) del coronel Muammar el-Kadhafi (…) Abdul Jalil ha sido identificado como el presidente del Consejo Nacional de Transición basado en Benghazi, aunque otros elementos entre los rebeldes cuestionan su nominación a ese puesto debido a sus relaciones pasadas con el régimen de Kadhafi.» [17]
En cuanto Yunis, estuvo estrechamente vinculado a Kadafhi desde que este último tomó el poder, en 1968-1969. «Abdul Fatah Yunis (en árabe: عبد الفتاح يونس) es un alto oficial del ejército libio. Tenía rango de general y ocupó el puesto de ministro del Interior antes de dimitir el 22 de febrero de 2011…» [Ibid.]
Lo que más debería inquietarnos es que tanto Jalil como Yunis son miembros de la tribu Haribi, mayoritaria en el noreste de Libia, que es precisamente la tribu que se relaciona con Al-Qaeda. Según la agencia Stratfor, «…la tribu Harabi es históricamente un poderoso conjunto de clanes del este libio que ha visto declinar su influencia bajo Kadhafi. El líder libio confiscó, en efecto, tierras cultivables a los miembros de esa tribu para entregarlas a otros clanes más débiles, pero más leales… La mayoría de los líderes del este libio hoy emergentes provienen de la tribu Harabi, incluyendo a los jefes del gobierno provisional instalado en Benghazi, Abdel Mustafa Jalil y Abdel Fatah Yunis, que tuvieron un papel fundamental en la deserción de ciertos militares al principio de la insurrección» [18]. Es un poco como una carrera por la presidencia [estadounidense] en la que ambos candidatos provienen del mismo Estado, con la diferencia de que las feroces rivalidades tribales agravan considerablemente el problema.
Consejo de los rebeldes: La mitad de los nombres se mantienen en secreto. ¿Por qué?
Un análisis de la composición global del Consejo de los rebeldes no logra mejorar la imagen de su base regional, sectaria y estrecha, sino que la empeora. Según una descripción reciente, el Consejo de los rebeldes está «presidido por un ex ministro libio de Justicia, con buena reputación, Mustafa Abdul Jalil, y se compone de 31 miembros, que supuestamente deben representar a todo el país, pero cuyos nombres no pueden divulgarse por “razones de seguridad”» … «Los principales miembros del Consejo, al menos los que conocemos, pertenecen todos a la confederación de tribus Harabi del noreste de Libia. Esas tribus tienen fuertes conexiones con Benghazi que se remontan incluso a la época anterior a la revolución de 1969 que llevó a Kadhafi al poder.» [19] Otros artículos confirman la cantidad de representantes: «El Consejo se compone de 31 miembros; la identidad de varios de esos miembros no se ha hecho pública para preservar así su seguridad.» [20] Con todo lo que ya sabemos sobre la extraordinaria densidad de combatientes del GICL y de fanáticos de Al-Qaeda en el noreste de Libia, nos parece justificado preguntarnos si la identidad de todos esos miembros del Consejo de verdad se mantiene en secreto para protegerlos de Kadhafi o si no es más bien para evitar que sus nombres se reconozcan en Occidente como nombres de terroristas o de simpatizantes de Al-Qaeda. Esta última hipótesis parece estar más cerca de la situación actual.
Los nombres divulgados hasta ahora son: Mustafa Abduljaleel; Ashur Hamed Burashed, representante de la ciudad de Derna; Othman Suleiman El-Megyrahi, por la región de Batnan; Al Butnan, por la zona fronteriza con Egipto y Tobruk; Ahmed Abduraba Al-Abaar, por la ciudad de Benghazi; Fathi Mohamed Baja, por Benghazi; Abdelhafed Abdelkader Ghoga, por Benghazi; Omar El-Hariri en Asuntos Militares, y el Dr. Mahmud Jibril, Ibrahim El-Werfali y el Dr. Ali Aziz Al-Eisawi en Relaciones Exteriores [21].
El Departamento de Estado debería interrogar a esas personas, empezando quizás por Ashur Hamed Burashed, el delegado de la ciudad de Derna, bastión de los terroristas y de los candidatos a la realización de atentados kamikazes.
¿Cuántos miembros, veteranos o simpatizantes de Al-Qaeda componen el Consejo de los sublevados?
Todo lo que se sabe a través de la bruma de la guerra es que se han divulgado oficialmente los nombres de menos de una docena de miembros del Consejo, o sea no más de la mitad de sus 31 miembros. Los medios de prensa estadounidenses y europeos no han tratado de identificar para nosotros los nombres que ahora conocemos y, sobre todo, han hecho todo lo posible por no llamar la atención sobre esa [oscura] mayoría de miembros del Consejo de sublevados que sigue actuando en el mayor secreto. Tenemos que exigir, por consiguiente, que se den a conocer los nombres de los miembros, veteranos o simpatizantes del GICL que forman parte de dicho Consejo.
Estamos siendo testigos de un intento de la tribu Harabi por tomar el poder sobre las otras 140 tribus libias. Los Harabi ya tienen prácticamente el poder hegemónico en la región cirenaica. En el núcleo de la confederación Harabi se encuentra el clan El-Obeidat, dividido a su vez en 15 subclanes [22]. Todas esas consideraciones pudieran no presentar más interés que el puramente académico, si no existiese esta evidente conexión entre las tribus Harabi, por un lado, y, por el otro, el GICL y Al-Qaeda.
DEVIDO À EXTENSÃO DO TEXTO CONTINUAREMOS A PUBLICÁ-LO NOS PRÓXIMOS DIAS.
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